ODA A AFRODITA
¡Tú que te sientas en trono resplandeciente,
inmortal Afrodita!
¡Hija de Zeus, sabia en las artes de amor, te suplico,
augusta diosa, no consientas que, en el dolor,
perezca mi alma!
Desciende a mis plegarias, como viniste otra vez,
dejando el palacio paterno, en tu carro de áureos atalajes.
Tus lindos gorriones te bajaron desde el cielo,
a través de los aires agitados por el precipitado batir de sus alas.
Una vez junto a mí, ¡oh diosa!, sonrientes tus labios inmortales,
preguntaste por qué te llamaba, qué pena tenía,
qué nuevo deseo agitaba mi pecho,
y a quién pretendía sujetar con los lazos de mi amor.
Safo, me dijiste, ¿quién se atreve a injuriarte?
Si te rehuye, pronto te ha de buscar;
si rehúsa tus obsequios, pronto te los ofrecerá él mismo.
Si ahora no te ama, te amará hasta cuando no lo desees.
¡Ven a mí ahora también, líbrame de mis crueles tormentos!
¡Cumple los deseos de mi corazón, no me rehúses tu
ayuda todopoderosa! Lamento:
Dulce madre mía, no puedo trabajar,
el huso se me cae de entre los dedos
Afrodita ha llenado mi corazón
de amor a un bello adolescente
y yo sucumbo a ese amor.
¡Tú que te sientas en trono resplandeciente,
inmortal Afrodita!
¡Hija de Zeus, sabia en las artes de amor, te suplico,
augusta diosa, no consientas que, en el dolor,
perezca mi alma!
Desciende a mis plegarias, como viniste otra vez,
dejando el palacio paterno, en tu carro de áureos atalajes.
Tus lindos gorriones te bajaron desde el cielo,
a través de los aires agitados por el precipitado batir de sus alas.
Una vez junto a mí, ¡oh diosa!, sonrientes tus labios inmortales,
preguntaste por qué te llamaba, qué pena tenía,
qué nuevo deseo agitaba mi pecho,
y a quién pretendía sujetar con los lazos de mi amor.
Safo, me dijiste, ¿quién se atreve a injuriarte?
Si te rehuye, pronto te ha de buscar;
si rehúsa tus obsequios, pronto te los ofrecerá él mismo.
Si ahora no te ama, te amará hasta cuando no lo desees.
¡Ven a mí ahora también, líbrame de mis crueles tormentos!
¡Cumple los deseos de mi corazón, no me rehúses tu
ayuda todopoderosa! Lamento:
Dulce madre mía, no puedo trabajar,
el huso se me cae de entre los dedos
Afrodita ha llenado mi corazón
de amor a un bello adolescente
y yo sucumbo a ese amor.
Afrodita --> Venus |
Safo (Grecia siglos VII/VI a. C.)
Una fecha posible de su aristocrático nacimiento es la del año 612 a. C., en la isla de Lesbos y falleció alrededor de los sesenta años. Se sabe que Safo tuvo una hija, y que pudo haberse llegado a casar.
Safo, mujer de espíritu indomable, amante de la cultura y sobre todo de la libertad, no tarda en enfrentarse, junto a otros conciudadanos, al tirano que gobierna Lesbos: Pitaco de Mitilene, que había desposeido a su pueblo de sus derechos civiles, y no dudaba en desterrar a sus oponentes. A Safo la envía a Sicilia, que entonces pertenecía a la Magna Grecia.
En Lesbos, al igual que en otros lugares de la Grecia antigua, la mujer gozaba casi de los mismo derechos que los hombres. Existía una democracia más sólida que en ciudades de tradición jónica, como Atenas, en la que imperaba una cultura eminentemente sexista. Safo, que tenía una manera distinta de entender la vida a la de las atenienses, fundó en su isla natal una academia para mujeres jóvenes, consagrada a la diosa Afrodita, divinidad de la mitología griega, que en Roma se denominó Venus. Era la diosa de la belleza, del amor y de la vida universal. Debido a esta relación con las mujeres, ya fuera física o platónicamente, en la isla de Lesbos, se ha denominado Lesbianismo al amor entre mujeres.
Safo desarrolló una intensa actividad poética pero, por desgracia, gran parte de su obra se perdió no mucho después de la muerte de la poetisa. Hacia los siglos III a I a. C., se rescató parte de su poesía, que se recogió en diez volúmenes: nueve de verso lírico y uno de verso elegíaco. Se conservaron copias de ellos hasta la Edad Media, en cuya oscuridad acabarían desapareciendo. Durante el siglo XI, sólo encontraremos fragmentos de la obra de Safo en las citas de algunos escritores.
El juicio de la Historia y la Literatura ha sido dispar con respecto a Safo. Platón la consideró la "décima musa" consideradas divinidades, más que alabar a la poetisa y a su obra, parece que Platón la venera. Posteriores estudiosos y críticos despreciarían su obra, su persona y lo que ambas significaban, otros la alabarían sin paliativos.
Como ya hemos comentado, es muy poco lo que nos ha llegado de su obra, aunque su estilo influyó en muchos poetas de su época y en los posteriores (entre ellos Ovidio y Catulo, que la imitó con descaro). Su obra, al igual que la de Alceo, es brillante, fresca y explícita.
La inmortal obra de Safo, realizada hace unos 2500 años, ha sufrido el paso del tiempo, las malas traducciones, el plagio y la censura. No obstante, la cultura occidental, que se basa en gran medida en la griega, debe mucho más de lo que pudiera imaginar a Safo y a su manera de crear poesía.
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